Imagina que te levantas un día con ganas de cambiar de vida y te compras una granja vieja en la montaña para remodelarla y construir la casa de tus sueños. Esto es lo que hicieron Sandy y Frank, los propietarios de esta preciosa granja de 330 m². Al principio, modernizar esta casa antigua no fue precisamente sencillo, habían muchos retos por afrontar y muchos problemas que cubrir, pero con el tiempo y un diseño realmente inspirador, consiguieron crear una casa realmente amplia, bonita y acogedora.
Lo que más me gusta de esta granja es el living. Nos encontramos frente un enorme living room con espacios diáfanos, sin tabiques que separen las estancias. Para sujetar las paredes, nos encontramos con los tabiques de madera, que además de ser una estructura de soporte, nos ayuda a darle a este interior cierto aire campestre y rústico. También llama la atención las paredes de techos altos, que amplían y engrandecen el espacio aún más. La entrada de luz natural también es muy impresionante, pese a estar dividida en pequeñas ventanas.
Por otro lado, podemos ver como lo moderno y lo vintage conviven de una forma deliciosa, crando espacios realmente únicos y personales. Unas de las piezas que más llamará nuestra atención es el gabinete de color azul oscuro, de color negro. Es un mueble lleno de carácter y personalidad. Lo mismo sucede con la mesa de la salita, una mesa rústica con molduras de ebanistería.
Madera y ladrillo son usados con mucho gusto en el interior de esta casa, algo que nos ayuda a crear una casa llena de armonía, donde lo natural y lo artificial se equilibran creando rincones realmente inspiradores.